jueves, junio 12, 2008

Revelación



Dos mensajeros de luz se acercaron a mis oídos,
y de sus labios salió una voz astral que mi alma conoce.
Cada fibra de mi ser tembló con sus palabras,
cada poro de mi piel sintió la textura de un viento sobrenatural,
y mis lágrimas comenzaron a brotar.

Se detuvo el tiempo y la tierra se llenó de paz…
Volaron mis dudas como gaviotas en alta mar.
El Alfa quitó las telarañas de mi inconsciencia humana
y puso en mis manos una solemne tarea,
y debo luchar incansablemente hasta el final.

Pertenezco a Dios, como la luz pertenece al sol.
Conduciré mis pasos por el sendero que Él trazó.
Con Su ayuda despojaré a un ángel de su armadura de hierro,
liberaré sus alas para que vuele conmigo
hacia un nuevo destino...
lejos de la incredulidad humana.